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FILICIDIO EN SAN LUIS

El drama de las deudas en Silva: prestamistas, pedidos constantes, compras “compulsivas” y objetos que desaparecieron

Según el Banco Central adeuda $6,7 millones. Sin embargo, otros familiares le habían sacado créditos y hasta había solicitado en nombre de una hermana. Además, había vendido electrodomésticos de la madre.

“Yo sola me llené de deudas y no supe manejarlo. Quise (que) no le falte nada a los niños”, esas palabras dejó escritas Marina Abigail Silva luego de asesinar a sus hijos Bautista (2) y Sofía (7). La carta puso la mirada en la situación económica que atravesaba la mujer y eso se convirtió en el “motivo” para quitarle la vida a los pequeños y luego querer hacer lo mismo con la suya.

En una entrevista con El Chorrillero, la madre de Silva, Paola Núñez advirtió que era una “compradora compulsiva” y también apostaba en los casinos virtuales. Eso hacía que sus ingresos no le alcanzaran y tuviera que recurrir permanentemente a terceros.

La mujer planteó que gastaba más de lo que percibía de haberes y que a cada producto o servicio que le ofrecían decía que sí. “Si le veías el placard a mi hija, tenía perfumes que ni siquiera los abría, tenía ropa que ni siquiera usaba (…) ella quería una vida de lujo para sus hijos”.

En el último cumpleaños de Sofía, en julio pasado, le había recomendado hacer un festejo entre los más allegados debido a que no tenía dinero. Después supo que había sido “con pelotero, toro mecánico y más”.

“No sé si ella pagó todo porque mi hijo también la ayudaba bastante. Pero nadie la frenó”, manifestó.

Si bien Silva alquilaba, sus tíos hacían frente al costo como forma de agradecimiento porque había cuidado a su abuela enferma hasta que falleció, dos meses atrás.

En paralelo, la subinspectora estaba a cargo del alquiler de la vivienda de su madre, que hace tres años vive en Buenos Aires. En esto también habían tenido conflictos porque a veces no le enviaba el dinero, sin embargo, Núñez “la perdonaba”.

A esto se suma, que en la vivienda (que ahora deben deshabitar) la policía tenía elementos que habían quedado de su madre, como una batidora profesional o moldes que estaban nuevos. En el viaje de Núñez a San Luis se encontró con que no estaban.

“Vendió un montón de cosas. No hay nada de mis cosas. Solo los papeles de mi casa. El último televisor, lo vendió porque no me había mandado la plata del alquiler”, contó.

Esta semana, después del hecho, también se enteraron que había usado los datos de una hermana para pedirle dinero a un prestamista.

Las transferencias de dinero que hacía Núñez a su hija a través de Mercado Pago eran constantes. La más reciente fue tres días antes del hecho cuando había llevado a Bautista y Sofía a pasear a Potrero de los Funes. Le pidió $3500 para comprarles algo. La madre le preguntó si el monto estaba bien, porque con eso no le alcanzaba nada. Y ella bromeó con que si eran $35 mil mejor. Finalmente le envió $30 mil.

El padre, Diego Silva también había hecho referencia a créditos que había tomado en nombre de la subinspectora y dinero que le debía.

En este escenario, Núñez consideró que las deudas no fueron el detonante de su accionar: “Hay algo más que lo hablé en la Justicia. Quizás más adelante se enteren y sepan todo bien. Ahora no lo puedo decir”.

“En la Fiscalía tuve que mostrar cosas que no quería, que seguramente saldrán a la luz más adelante. No te lo puedo decir porque es algo que tiene que investigarse bien. Pero el padre no sabía todo. Y estaba ahí cerca. Yo estaba a mil kilómetros y sabía mucho más que él. No todo es plata, las personas necesitan que las escuchen, que estén”, aseveró.

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